miércoles, 21 de octubre de 2009

JIJIJI....

El niño viaja entre las rocas buscando, husgando, rapiñando, intentando descubrir un poco de paz en el medio de las piedras ya desgastadas.
Esa paz que busca es solo comparable con lo incomparable del inminente deceso y su descanso.
Esa paz llena de luz a quien observa, la paz ve, la paz mira y elige a quien tiene la fortuna de esa situacion.
El niño aprendio que la paz no se busca, no se encuentra, aprendio que la paz se hace desde nosotros mismos ya que al ver, vaya paradoja, una flor, "la flor", el niño vio su paz, la paz vio a su niño, esa flor en medio de las rocas hizo que sintiera la paz rosandolo, la paz lo hizo grande, el construyo una paz dentro de la flor para que esa paz lo eligiera e iluminara, solo bajo esa paz el se sentia entero, completo al fin y no tenia que temer el inminente deceso ya que solo el sabia que la paz lo habia elegido.
¿La flor entre flores es paz?¿Da paz?
¿La roca entre flores es igual?
¿Es la flor entre las rocas o la paz en la flor?

martes, 20 de octubre de 2009

Esos Fuegos Transparentes...

"Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,para no verte tanto, para no verte siempreen todos los segundos, en todas las visiones"

Verte da paz, calma, pero no verte deja en paz, duele verte tanto como no hacerlo, lo problematico es que verte duele y da paz, no verte duele, deja en paz y me hace verte.
Entiendo a Don Silvio en su affaire invisible, entiendo sus motivos, sus razones, sus causas, sus consecuencias, pero no logro entender la razon logica de por que resulta asi, como ciertos fuegos queman, obnuvilan, ciegan y entibian las almas frias. Deben ser esos que no se encienden frotando dos palitos. Son los fuegos de Galeano, son los menos, son fuegos de paz, fuegos de amor, y tambien fuegos de resistencias.
Ese fuego cuasi sagrado que duelo y calma es como un oasis en el desierto de la rutina que ahoga sin mas.
Estoy vivo al verlo y vuelvo a vivir cuando me alejo.
Ese fuego no entiende de mis motivos, no entiende de revoluciones y guerras, es inherte al pasado y al futuro.
No cambia, nos cambia, nos modifica, elegante y precioso como siempre, como nunca tan insensible.