De arrebato y cariño,
tratan las palabras de no quedarse dentro.
Vuela la tinta en el papel
sin sentido, casi rebelde.
Iba a ser el último,
(aquel se escribió con la mano en el corazón)
Pero apareció el encuadre catalan.
La foto del paseo cobra vida.
Una flor en cada ojo,
un coral la mirada.
Carnaval de labios tristes,
cercenando posibles laberintos.
La mañana trae la resurreccion
cada pequeña muerte
relaja.
Con su pequeña vida
en un minuto incierto,
(y sus pequeñas manitas)
intenta abrazar al desdichado.
Siempre una reflexión ante todo,
siempre antepone una sonrisa,
intentando llegar a donde no puede,
sobreviviente de lugares oscuros,
arrolladora caminante del infierno.
Quema lo que toca,
enciende los adoquines.
Con estupor asisto a sus milagros,
no acierto a entenderlos,
pero colapsan cada milimetro del amor.
No multiplica panes,
pero regenera corazones,
restauradora inefable de sonrisas.
Contagia sentires de domingo a la mañana,
Voz rasposa de melancolia y tierra.
Siempre se le cobra impuesto a la belleza,
Se le pide más de lo que ya es.
Hay que abrazarla,
y que nos llene.
Un vasito del vermouth de sus labios,
una taza de cafe de sus ojos,
un camino que se pierde en su espalda.
Juega a primero vos,
y despues a también vos.
La vida es eterna por dos minutos.
La carne es la burla de la eternidad que fuimos.
Una flor en el encuadre.
Bajo el cielo agreste catalán.
El próximo diluvio te vuelvo a ver...
Adieu! Bye Bye! Aufwiedersehen!
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