Ayer me asaltó Pizarnik diciendo:
“Por qué necesito humillarme? ¿Por qué necesito llamar a quien no quiere venir y por qué me entristece recibir a quien llega con deseos de verme?"
Volvió el temor que añorabas,
Se te hizo celofán la piel de roble que vestías.
Se anudó la garganta, y ni el aire pasaba.
El frío en la espalda se volvió presente.
Se mojó un cachete intentando olvidar
Se dibujó una sonrisa suplicando recordar.
Pensamos siempre que podríamos prender fuego Roma cuando el otro encuentre a alguien.
Pero cuando la vi con otro no pude, ni siquiera, abrir un chicle.
Cambian las formas,
y siempre buscamos a la misma persona en otras que no son.
Pero aquella que fue, ya no es.
Siempre va a haber alguien buscandonos en aquellos que no somos.
"Fui buen dador voluntario de tranquilidad" pensé.
"No hay que volver donde no lo quieren a uno" dicen.
"No hay que volver donde fuiste feliz" dicen otros.
Al final parece que todos coinciden en que no hay que volver la vista atrás, porque de golpe todo se nubla.
La muerte agazapada juega de contra, y ve la posibilidad de mostrarse ante cada centro pasado que tira la vida.
El recuerdo se hace frío y el principio de incertidumbre se presenta, improvisado.
La culpa no es del que la vivió, la culpa es del que la cuenta. Relato de lo relatado.
Los recuerdos siempre nos mienten.
La maldición de la vida es terminar.
La bendición de la vida es terminar.
La felicidad no es para mí.
En la eternidad esta la burla de la carne que fuimos.
Tendremos que dejar de oler pasto recién cortado.
Habrá que incluir a la lluvia y los días grises en la enciclopedia inútil que es el tiempo.
No hay presentación de sonrisas hoy.
No hay luz al final del túnel.
Se dejó ganar el avaro lunático,
Se dejó perder la verdad mentirosa.
Y al final, el principio fue la mitad de todo.
A veces, tal vez....
El proximo diluvio te vuelvo a ver...
Adieu! Bye bye! Aufwiedersehen!
No hay comentarios:
Publicar un comentario